Antes de escribir el mail anterior tenía ya pensado de qué quería hablar este domingo, en el tercer mail sobre El Coso del rock: los diarios. Antes de sentarme estuve dando vueltas por mi biblioteca, buscando diarios de escritoras y escritores. Tengo la pila de libros acá a un costado del escritorio y ahora que la miro me doy cuenta de algo: no sé bien qué decir.
Va de vuelta. No es que realmente no sepa qué decir, se me ocurren algunas cosas, pero la verdad es que no soy un gran lector de diarios. De hecho, no leí ninguno de los libros que tengo acá al lado. Así que lo que pensaba era hacer un mail breve con una especie de punteo, con algunas reflexiones sobre el género, cosas que pensaba mientras iba juntando los libros y hojéandolos.
Un diario íntimo es un ejercicio de memoria, una memoria que va hacia el pasado pero que también empieza a pensarse, desde el presente, como un posible recuerdo.
El tiempo es el espacio entre las fechas que no aparecen.
El tiempo son las diferencias entre lo que sí aparece.
¿Cuánto de íntimo es un diario?
Siempre escribimos pensando en ese alguien que va a leerlo. Aún cuando ese alguien seamos nosotros mismos.
Íntimo tal vez no se refiera a la cantidad de ojos, sino a lo que roza esa escritura.
¿Por qué no escribo un diario?
¿Para qué escribirlo?
¿Las redes sociales son un diario?
¿Qué diario estamos escribiendo sin saberlo?
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Pensaba también que, en mi cabeza, los diarios de escritoras y de escritores eran una especie de estadio último del fanatismo, que leerlos presuponía haber leído antes toda su obra. Y en cómo eso no se cumple en El Coso del rock, un libro que puede leerse sin haber escuchado un solo tema de Deportivo Alemán. Es algo que dice Alejo Auslender al final de la introducción, que esas crónicas podrían ser en realidad sobre cualquier banda. Creo que por ahí va el atractivo del libro, solo que Auslender se equivoca al creer que únicamente está hablando de bandas; hay una intimidad que excede la música, donde podemos reflejarnos.
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Cuando escribía este mail me di cuenta de que sí leo diarios, pero que ahora tienen la forma de newsletters. Pienso en el de Diego Geddes y su Diario de la Procrastinación que se los recomiendo especialmente.
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Algunos avisos:
El último domingo de este mes, el 29 de agosto, repetiré la experiencia del Zoom, así que ese domingo no habrá mail. O mejor dicho, sí habrá mail, pero únicamente tendrá el link para sumarse al Zoom ese mismo día.
Nos vemos el domingo en la bandeja de entrada.
Abrazo
Sebastián Lidijover