Última semana de la lectura en conjunto de La tiranía de las moscas de Elaine Vilar Madruga. Una de las cosas que más me gusta del club es que me da la oportunidad de descubrir autoras y autores que no había leído antes y que, si no fuera por el club, quizás no lo hubiera hecho. Sé que es algo que muchas veces también les pasa a ustedes, pero no quería dejar de contarles que a mí también el club me depara estas felicidades.
Antes de empezar con el mail de hoy, van algunos avisos para que agenden:
-El próximo viernes 1, sábado 2 y domingo 3 de octubre está la Feria de Editores. Será en Perón y Gallo. También se pueden comprar libros de forma online. Les dejo acá la web para que chusmeen las actividades, hay virtuales y presenciales. Ojalá nos crucemos (tendría que haber pensado algún tipo de seña secreta para reconocernos. Para la próxima veo si podemos hacer unos pines con el diamante del logo).
-Recuerden que la semana que viene empezamos a leer Klickitat de Peter Rock (esa puede ser una forma de reconocernos: si lo compran en la FED llévenlo en la mano y si alguien los mira fijo la manera de confirmar que pertenecen al club es hacer este gesto).
-Hoy a las 23:00 estaré charlando con Ana Da Costa y Gastón Francese en La muralla y los libros, el programa que tienen en Radio Nacional. Va a estar también invitada Selva Almada. Charlaremos sobre los clubes de lectura. Si andan con ganas, sintonicen AM 870.
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Hecho todos los anuncios, quería empezar a hablar sobre la novela de Elaine Vilar Madruga compartiéndoles un post que hizo Carola en el grupo de Facebook:
¿Qué les pareció La tiranía de las moscas? A mí, la verdad, muy muy fuerte. Me agarró un poco desprevenida. No le presté atención a la imagen de la tapa, sólo vi el trazo infantil, los colores rosados, y pensé en algo luminoso, ligero. Creí que era una flor y resultó una planta carnívora ja ja.
Ya la primera "sesión" me dio como escalofríos y más adelante, como en las películas de terror, leía casi tapándome los ojos, pero fascinada, tampoco podía soltar. Ciertas escenas me resultaron muy violentas y los diálogos...¡sin palabras! Navajas afiladas.
Lo que me pareció más espantoso en esta historia es la absoluta falta de amor entre sus integrantes. Con unos padres así yo también me hubiera enamorado de un puente. El amor "ese ingrediente secreto" no aparece por una "ventana estrecha de tiempo", sino apenas fugaz por una rendija. Es lógico entonces mutar del quién al "eso" como hace Casandra. Desde ese punto de vista también puedo interpretar la historia como una necesidad de amar, a toda costa. Pero esa sensación me dura poco.
Para mí en este libro hay monstruos (y de los peores, de los que creen hacerte un bien), hay víctimas devenidas en monstruos y hay víctimas que, en su lucha por sobrevivir, por ser libres, por ser quiénes son, me pregunto...¿cómo serán mañana? Porque las moscas nos tiranizan a todos.
Desde el punto de vista estructural, me pareció ágil, me gustó la inserción de los diálogos y los cambios de voz narrativa. En algunos capítulos hay una voz que no se sabe si es primera o tercera, que me generó dudas. La autora lo aclaró en un reportaje...¡son las moscas!
Me gusta esa imagen de los diálogos como navajas afiladas. La frase “creí que era una flor y resultó una planta carnívora” es para faja.
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En el primer mail les había compartido algunas entrevistas a la autora. Agrego una más que publicaron recientemente en Revista Ulrica, me gustó esto que responde sobre la maternidad:
U: El tema de la maternidad es un eje central en la historia. En cierta forma, hay una especie de tiranía también en esa madre que odia a sus hijos. Un tema muy disruptivo dentro de la literatura latinoamericana. ¿Te gusta la idea de que tu novela ayude a pensar en otras formas de maternidad? ¿Desprenderla de cierta aura mítica?
EVM: La maternidad es otro concepto que hemos convertido en santo grial, en asunto intocable e impoluto y, en el proceso, el concepto maternidad se ha convertido en un lugar común literario donde todo es felicidad, belleza, encuentro, liberación. No se ha hablado de la maternidad como campo de batalla, ni de sus cicatrices, ni de la imperfección que tiene el acto de maternar. Se ha escondido el polvo del campo de batalla debajo del mantelito blanco de la abuela para que las visitas no se alarmen ante el churre. Bueno, eso no hace que el polvo y el churre desaparezcan, simplemente están silenciados y amordazados. En el mundo no hay cosa más peligrosa y terrible que lo que es silenciado. La mordaza nos corroe, nos pudre, nos hace cáscaras. Por eso, cuando empecé a escribir La tiranía de las moscas, supe que el tema maternidad iba a estar allí, presente, que iba a levantar el mantel blanco de la abuela para que las visitas finalmente supieran qué estaba escondido allá abajo, porque el mantel blanco de la abuela no es ni tan blanco ni tan mantel.
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Al final del mail les dejo los subrayados que me enviaron. Antes, unas datos curiosos sobre las moscas:
-Las moscas de la fruta pueden volar hasta 15 kilómetros en un solo viaje (seis millones de veces la longitud de su cuerpo).
-Nuestro cerebro procesa alrededor de 60 imágenes por segundo, mientras que una mosca puede procesar hasta 250 por segundo.
-Las moscas eran vistas por los faraones como sinónimo de la valentía y resistencia al enemigo.
-Las moscas tienen pupilas gustativas en las ultimas secciones de sus piernas, con solo posarse pueden catar el sabor de cualquier cosa.
-La mosca casera vomita jugos digestivos sobre la comida sólida para poder disolverla y usar su boca para tomar el alimento. Ese proceso se llama “probóscide”.
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Estos son los subrayados que me mandaron. No creo que califiquen como spoilers, pero bueno, si todavía no leyeron La tiranía de las moscas y no les gusta que les adelanten ninguna frase, dejen de leer el mail.
Esta frase la marcaron la mayoría de quienes mandaron sus subrayados:
El miedo a los ojos ajenos es la forma más depurada de la soledad.
Subrayados de Rebeca:
Tan buenos no somos, ¿okey? Si fuéramos realmente buenos, las moscas se posarían en cualquier otro sitio excepto encima de nuestros cuerpos. Y todos —mamá, papá, Caleb, Calia y yo— estamos siempre cubiertos de moscas.
…el proceso ni siquiera se detiene con la muerte, el pelo es lo único vivo que nos acompaña, lo único que prueba la perdurabilidad del concepto vida sobre el concepto desaparición, no somos tan finitos como han pretendido hacernos creer, otras cosas también florecen en silencio.
Subrayado de Mariana:
-En esos túneles donde vive la gente… la gente mala… ¿Sale el sol?
-Están bajo tierra, Casandrita. No hay un sol subterráneo.
-¿Y entonces, cómo pueden ver?
-Se acostumbran. El ojo humano se adiestra en la oscuridad. Además, el miedo es un sexto sentido.
Algunos de los subrayados de Jorgelina:
Las moscas nos hablan, ¿okey? Vivimos en un país de moscas. Vuelan a nuestro alrededor. Las moscas son la nación de las ideas, una nación que zumba.
Las moscas nunca paran de cagar. Para Calia, las moscas son las mariposas que los habitantes de la casa merecen.
En nuestro pequeño país llamado casa se había iniciado la revolución.
Las moscas son animales inteligentes que tienen su propio gobierno sobre las cosas vivas y las muertas, no hay lugar en este mundo que las moscas no controlen, ni piel, ni superficie, ni naturaleza. La tiranía de las moscas es una filosofía de la vida que Calia ha aprendido demasiado bien, por eso las deja posarse donde ellas quieren, sobre las hojas en blanco y las hojas coloreadas, sobre los dibujos de la etapa elefante o la etapa culo de mono o la etapa mariposa monarca.
Subrayado de Marcela:
Pero el hombre prudente no sabía que tanto las medallas como las palabras estaban condenadas a morir en algún momento.
Subrayado de Mirta:
Hemos pactado con las moscas y su tiranía, como también nos hemos acostumbrado, supongo, a ser hijos de papá y habernos convertidos en los sujetos de prueba de un experimento de poder durante todo aquel verano sin fin. Hay quienes lo han pasado peor.
Algunos de los subrayados de Juan:
…las medallas abrían todas las puertas, incluso las más duras, incluso las rejas del zoológico que estaban colocadas ahí, precisamente, para señalar un límite entre los animales superiores que habían ganado la batalla de la evolución y los derrotados.
…amar a los hijos no es una condición biológica, sino un proceso de aprendizaje que puede verse frustrado ante cualquier circunstancia.
Para hablar de amor es preciso haberlo visto desde una tercera persona imparcial, omnisciente, omnisapiente, omnipensante o quizás omnignorante. Se deduce que todo niño que nace es fruto de un particular batido de hormonas, necesidad biológica, ideal de perdurabilidad, al que se le suma, en ocasiones, un ingrediente secreto. El ingrediente secreto […] es el amor.
Subrayados de Verónica:
Se camina con dignidad o no se camina.
No hay mejor forma de ser prudente que cerrar la boca y abrir el refrigerador.
Los tres crecimos a nuestra manera, como crecen los hijos de los culpables.
Solo es preciso añadir que un dia murió, como suelen morir los generales y los culpables, en una cama de viejo, tranquilo y dormido.
Eso es lo mas terrible: el hecho de que papa nunca sepa, porque de esa manera, el temor siempre lo acompaña.
Subrayados de Carola:
Pero lo que más me gusta
Son las cosas que no se tocan
Por eso me gusta el rock
(De la intro de Cristina Morales)
He amado a muros que han desaparecido.
El ingrediente secreto, como muchos habrán afirmado sin necesidad de pensarlo, es el amor. Solo que ese ingrediente secreto es un componente raro en la naturaleza, aparece muy pocas veces y siempre en una ventana de tiempo estrecha.
Su voz era una rajadura y las palabras no fluían de su boca de manera natural. Parecían trabadas entre diente y diente.
Subrayado de Anastasia:
…el arte es un proceso y más ese que trabajaba, es preciso decirlo sin ironía ni guiños adyacentes, con naturaleza muerta.
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Nos vemos el domingo en la bandeja de entrada.
Abrazo
Sebastián Lidijover