Hoy (es decir, ayer) estuve respondiendo un montón de mails que tenía atrasados (demasiados, perdón por eso). Casi estoy al día, me falta una última tanda. Estuve varias horas sentado frente a la computadora. La ventaja de responderlos todos juntos es que después de haber respondido varias consultas sobre si hacíamos Zooms para debatir los libros y de responder que no, que de muy en tanto hacía algún Zoom, pero que no era algo que formara parte de la dinámica del club me dije… ¿por qué?
Tengo claro por qué no quiero hacer muy seguido eventos presenciales. Desde el primer momento en que imaginé el club, con su funcionamiento a través de mails, me gustaba la idea de que sin importar en dónde se estuviera, la experiencia del club era pareja para todas las personas que participaran. No quería caer en hacer actividades en las que solo pudieran participar quienes vivieran cerca. Es decir, cada tanto habrá eventos presenciales -de hecho estoy pensando en uno para noviembre- pero serán muy esporádicos.
¿Pero por qué no hacer un Zoom por mes, para charlar sobre el libro que leímos?
No me lo respondan, eh. Es una pregunta retórica (además ya casi estoy al día con la bandeja de entrada).
A partir de ahora el último domingo del mes haré un Zoom. Lo avisaré siempre la semana anterior. Será así:
-En los meses que haya cinco domingos, el último no habrá mail, solo el Zoom.
-En los meses que haya cuatro domingos, habrá mail + Zoom.
Hecho el anuncio, vamos a lo nuestro.
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Cuando empecé a leer Klickitat el personaje de Vivian me recordó a Temple Grandin. Puntualmente eso que hacía cuando le agarraban los ataques de ansiedad, eso de ponerse un chaleco ajustado o colocarse entre dos muebles. Esto que hacía la protagonista de la novela de Peter Rock me hizo acordar a algo que Temple Grandin cuenta en el libro Interpretar a los animales. Les comparto un fragmento de ese ensayo:
Los animales fueron mi salvación. Un verano fui a visitar a mi tía, que tenía un rancho para turistas en Arizona. Y, un día, vi en un rancho próximo un rebaño de reses, a las que hacían pasar por la manga de compresión. Una manga de compresión es un aparato que emplean los veterinarios para inmovilizar a los animales mientras los vacunan.
[…]
En cuanto vi aquel artilugio, pedí a mi tía que parara el coche para bajarme a mirar. Me quedé absorta al ver a aquellos animales enormes dentro de la máquina compresora. Cabría suponer que éstos se aterrarían al sentirse súbitamente atenazados por la enorme estructura metálica, pero ocurre exactamente lo contrario: se tranquilizan. Y es lógico, pensándolo bien, porque la presión intensa produce una sensación calmante a casi todo el mundo. Es una de las razones por las que sientan tan bien los masajes: la presión intensa. La manga de compresión probablemente produzca al ganado la misma sensación tranquilizadora que tienen los recién nacidos cuando los envuelven en los pañales o los buzos bajo el agua. Los reconforta.
Al ver cómo se calmaban aquellas reses, comprendí que yo necesitaba una manga de compresión propia.
Si no conocen a Temple Grandin, les recomiendo muchísimo esta charla TED. Tanto en la charla, como en el libro del que cité un fragmento, cuenta cómo ella no piensa con el lenguaje hablado, sino que piensa en imágenes:
Temple Grandin, diagnosticada con autismo de niña, habla de cómo funciona su mente… compartiendo su capacidad de "pensar en imágenes" que le ayuda a resolver problemas que los cerebros neurotípicos podrían no tener. Ella sostiene que el mundo necesita de la gente del espectro del autismo: los pensadores visuales, los pensadores de patrones, los pensadores verbales, y todo tipo de niños genios. (Este es el texto de la descripción del video).
El libro Interpretar a los animales está repleto de estos ejemplos. Cosas que los dueños de los establos no ven y que ella detecta en solo unos minutos. Como que el problema por el que el ganado no quería entrar a unas instalaciones era tan simple como que había un impermeable amarillo colgado en una valla (por la visión cromática de los animales: el amarillo es un color de un elevado contraste, que les salta a la vista).
Volviendo a Klickitat. Pensaba en lo importante que es mirar las cosas desde otro lugar. En cómo el lenguaje con el que interpretamos al mundo hace que este sea distinto. En cómo la naturaleza, en los libros de Peter Rock, es más que un paisaje o un lugar donde habitar. Es un lenguaje, una forma distinta del pensamiento.
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Para terminar, les comparto un texto que mandó Virginia Caresani, tomando el ejercicio que propuse en el mail pasado de utilizar las palabras sobre los agujeros negros, para hablar del libro de Peter Rock: